Algo me indicaba que no todo estaba bien, pero no sabia que. Hable con Gid sobre la protección de los muros de Shiraz y Kermán, sobre la posición de loscentinelas y en ese momento me di cuenta de lo que estaba mal en mi pensamiento...Habría una ciudad que se quedaría desprotegida cuando Gid y los demás ataquen conmigo, así que de inmediato me dirigí a Shiraz para hablar con los masjovenes, estos ya habían sido apalabrados por Gid, a´si que estaban conscientes de lo que iba a pasar, por suerte no me costo demasiado convencerlos deque se quedaran allí para proteger esa ciudad.
Ranzir... Ranzir... era lo que tenia en mi mente y retumbaba cada vez con mas fuerza, ese nombre, acaso significaba algo mas? Se acercaba el momento dela batalla y veía desde mi lugar como todos los jovenes se preparaban a su manera y yo sabia que no eran suficientes por mas valentía que tuvieran, ennumero eran mucho menos que el enemigo que pronto llegaría a nuestras ciudades.Camine hacia en el Santuario de Ranzir, todo el pasillo que conducía hasta el lugar en donde estaba la espada santa no estaba iluminado, a cada paso quedaba se encendían las antorchas que iluminaban el camino a seguir, llegue hasta donde estaba la brillante hoja de plata, la espada mas hermosa que vien toda mi vida... allí estaba la espada santa de Ranzir:
- Una vez mas regresas a mi mano - dije mientras la tomaba por la empuñadura y contemplaba mi reflejo en su filo - una vez mas siento como el poder regresay recorre mi cuerpo, la agilidad y la velocidad - pasaba con movimientos rapidos la espada de mano a mano, veía sorprendido como las arrugas de mi piel desaparecían y las canas de mis cabellos se esfumaban, el brillo de mis ojos regresaba - vuelvo a ser el que fui, el que nunca deje de ser...
- Así que es verdad lo que pensabamos? - era Gid el que estaba en el Santuario, había entrado sin que me diera cuenta - entonces no eran inventos de nuestraparte, todo era real! - hizo una reverencia que provoco que cayera arrodillado ante mi.
- No se de lo que hablas, pero no deberías estar aquí... pronto llegará el momento de saber que tan buen herrero eres y por supuesto saber si eres un granhombre como lo fue tu padre y tu abuelo - tome la espada santa y la coloque en la funda de mi cinturón.
- Que hace? Debe usar también la capa, lo acompaño en todas sus andanzas, es hora de que la use nuevamente - lo mire fijamente y le dije:
- Esa capa la uso un Grande en verdad, yo no soy ni la mitad de el...
- Usted es tan Grande como el y siempre lo será - dijo Gid que traía la capa consigo para dármela.
- No, nunca volverá a ser así. déjala ahí junto a la gloria del pasado - le di la espalda y salí pronto del Santuario, no era momento para estar allí, debíapreparar las cosas para la batalla.
Los centinelas apostados en la puerta principal de Shiraz dieron el aviso de la presencia del enemigo haciendo sonar los cuernos, el aire se agitaba, la tierrase levantaba, las idas y las vueltas por las calles eran mas que las de costumbre. Gid estaba al frente de un grupo y el otro estaba conmigo, uno se quedaría enShiraz, ese sería el grupo de Gid y el otro en Kermán conmigo.La batalla empezó a las 8 de la noche, los centinelas de la puerta principal de Shiraz comenzaron el fuego con sus arcos de Khan, aquellos que Gid le pidió aVitto, los mejores arcos que habían en toda la región, ese Khan al menos sabia de elegir armas, lastima que no tenia idea de como elegir soldados o una buenaestrategia para combatir sino sus planes habrían resultados exitosos para el.Mientras en Shiraz la horda era debilitada por los arcos de Khan, en Kermán, los demás se preparaban para un combate cuerpo a cuerpo, alteré el plan original,se suponía que deberíamos esperar a que las bestias se cansaran de fracasar en sus intentos por entrar a Shiraz y se dirigieran a Kermán para intentar derribarsus muros y conseguir lo que no pudieron en Shiraz. Pensé que eso alargaría por demás la batalla y los aliste para que estuvieran en la puerta en el menor tiempoposible, ya que entraríamos en combate muy pronto.Llego un mensajero desde Shiraz, un hombre que enviaba Gid, su mensaje decía esto:
- Las bestias mataron a varios centinelas, perdimos 100 arcos, la puerta resiste. Un grupo va hacia Kermán. Pronto deberemos combatir a campo abierto.
Subí al muro, tome el lugar de uno de mis guardias en la torre de vigilancia que daba hacia Shiraz, las bestias se reunían en torno a uno que supongo era el líder,por el porte y porque era el mas feo de todos, se estaban preparando para dar un gran ataque final pero no iba a ser contra Shiraz sino contra Kermán, quizás pensabanque estaba desarmada, ya que veían que muchos soldados se encontraban apostados en los muros de Shiraz para defenderla. Mande un mensaje a Gid:
- Sigue con cuidado el movimiento de la horda, una vez seguros que atacaran Kermán con todas sus fuerzas, ven con todos tus hombres pero deja un par de centinelascon arcos sobre la puerta que da hacia Kermán.
Todo era silencio, demasiado para mi, no se escuchaba nada y de pronto comenzaron los ruidos, tambores y gritos que helaban la sangre de cualquiera, la mía también.Llego Gid con sus hombres, nos reunimos cerca del Santuario, eramos 300 contra miles, pero teníamos una oportunidad, además de una gran ventaja, nosotros podíamos pensaren los movimientos a seguir en cada etapa de la batalla, ellos solo atacarían hasta caer muertos y volverían a atacar, para eso estaban preparados y para ello había previsto,que los centinelas de Shiraz se quedaran en la puerta que apuntaba a Kermán, nos darían una mano importante en caso de ser necesario su ayuda...Gid comenzaba a sentir los efectos de los gritos, los demás también, todos temblaban de miedo pero disfrazaban sus miedos con absurdas justificaciones, era hora de hablar conellos y decirles algo para levantar la moral de un grupo que estaba muy alicaido:
- Amigos! Pelear no estaba en nuestros planes pero debemos hacerlo, debemos defender lo que es nuestro y dejar en claro a estas bestias que nosotros somos hombres de ley yque respetamos a quienes nos respetan y exterminamos a quienes nos quieren exterminar - todos levantaron sus armas en señal de apoyo y salieron a los gritos contra la puertade Kermán que se abrió y les mostro la verdadera cara del enemigo, de esas bestias de las que yo les hable y sintieron mucho miedo, mas del que sentían cuando no conocían elrostro de las criaturas que nos atacaban.
Paralizados por el miedo y otros locos por demostrar que eran valientes fueron cayendo en el campo de batalla, en las mismas puertas de Kermán, mi reducido ejercito de 300 seconvirtió en 200 y luego en 100, nuestras bajas eran mas considerables que las del enemigo, ellos eran miles y perdían partes pero no parecían mermar demasiado en sus fuerzasde ataque. Retrocedimos y cerramos las puertas, ni siquiera los centinelas de Shiraz con los arcos de Khan nos pudieron ayudar como yo pensaba. Gid vino para hablar conmigo,igual que yo, sabia que un ataque mas que nos hicieran podrían atravesar la ultima defensa y entrar a Kermán. No podíamos permitirnos fracasar y menos dejar que la muerte entreen nuestro reino mientras yo sea el rey.Eran pocos los que quedaban, y estaban destruidos moral y fisicamente... sus almas estaban mas dañadas que sus corazones, debía hablar con ellos pero no como su líder sino como su rey:
- Un día sus padres lucharon a mi lado, sangraron por mi, pelearon por ustedes. Hoy les pido que peleen conmigo, que sangren conmigo, que ganen conmigo... Iré al frente, ganaremos!!!!
- No se vaya! Necesitamos su poder y guía, necesitamos tenerlo con nosotros... no se vaya... - suplicaba Gid con lagrimas en los ojos, y los demás estaban igual, no podían ni querían simularlo que les pasaba.
- Será difícil que se deshagan de mi - todos lo miraron sorprendidos pero con los ojos rojos - antes de salir a pelear, cuando estaba en el Santuario de Ranzir, decidi hacerle caso al pedido deGid y volver a usar la capa - todos se sorprendieron, ya que el único que sabia la verdad era Gid - las flechas son negras, poseen un veneno mortal que matarían a cualquiera pero no tendrían elmismo efecto si tocaran una seda que haya sido confeccionada por los Elfos de Kerath... a ellos les debo mi vida.
Ranzir... Ranzir... era lo que tenia en mi mente y retumbaba cada vez con mas fuerza, ese nombre, acaso significaba algo mas? Se acercaba el momento dela batalla y veía desde mi lugar como todos los jovenes se preparaban a su manera y yo sabia que no eran suficientes por mas valentía que tuvieran, ennumero eran mucho menos que el enemigo que pronto llegaría a nuestras ciudades.Camine hacia en el Santuario de Ranzir, todo el pasillo que conducía hasta el lugar en donde estaba la espada santa no estaba iluminado, a cada paso quedaba se encendían las antorchas que iluminaban el camino a seguir, llegue hasta donde estaba la brillante hoja de plata, la espada mas hermosa que vien toda mi vida... allí estaba la espada santa de Ranzir:
- Una vez mas regresas a mi mano - dije mientras la tomaba por la empuñadura y contemplaba mi reflejo en su filo - una vez mas siento como el poder regresay recorre mi cuerpo, la agilidad y la velocidad - pasaba con movimientos rapidos la espada de mano a mano, veía sorprendido como las arrugas de mi piel desaparecían y las canas de mis cabellos se esfumaban, el brillo de mis ojos regresaba - vuelvo a ser el que fui, el que nunca deje de ser...
- Así que es verdad lo que pensabamos? - era Gid el que estaba en el Santuario, había entrado sin que me diera cuenta - entonces no eran inventos de nuestraparte, todo era real! - hizo una reverencia que provoco que cayera arrodillado ante mi.
- No se de lo que hablas, pero no deberías estar aquí... pronto llegará el momento de saber que tan buen herrero eres y por supuesto saber si eres un granhombre como lo fue tu padre y tu abuelo - tome la espada santa y la coloque en la funda de mi cinturón.
- Que hace? Debe usar también la capa, lo acompaño en todas sus andanzas, es hora de que la use nuevamente - lo mire fijamente y le dije:
- Esa capa la uso un Grande en verdad, yo no soy ni la mitad de el...
- Usted es tan Grande como el y siempre lo será - dijo Gid que traía la capa consigo para dármela.
- No, nunca volverá a ser así. déjala ahí junto a la gloria del pasado - le di la espalda y salí pronto del Santuario, no era momento para estar allí, debíapreparar las cosas para la batalla.
Los centinelas apostados en la puerta principal de Shiraz dieron el aviso de la presencia del enemigo haciendo sonar los cuernos, el aire se agitaba, la tierrase levantaba, las idas y las vueltas por las calles eran mas que las de costumbre. Gid estaba al frente de un grupo y el otro estaba conmigo, uno se quedaría enShiraz, ese sería el grupo de Gid y el otro en Kermán conmigo.La batalla empezó a las 8 de la noche, los centinelas de la puerta principal de Shiraz comenzaron el fuego con sus arcos de Khan, aquellos que Gid le pidió aVitto, los mejores arcos que habían en toda la región, ese Khan al menos sabia de elegir armas, lastima que no tenia idea de como elegir soldados o una buenaestrategia para combatir sino sus planes habrían resultados exitosos para el.Mientras en Shiraz la horda era debilitada por los arcos de Khan, en Kermán, los demás se preparaban para un combate cuerpo a cuerpo, alteré el plan original,se suponía que deberíamos esperar a que las bestias se cansaran de fracasar en sus intentos por entrar a Shiraz y se dirigieran a Kermán para intentar derribarsus muros y conseguir lo que no pudieron en Shiraz. Pensé que eso alargaría por demás la batalla y los aliste para que estuvieran en la puerta en el menor tiempoposible, ya que entraríamos en combate muy pronto.Llego un mensajero desde Shiraz, un hombre que enviaba Gid, su mensaje decía esto:
- Las bestias mataron a varios centinelas, perdimos 100 arcos, la puerta resiste. Un grupo va hacia Kermán. Pronto deberemos combatir a campo abierto.
Subí al muro, tome el lugar de uno de mis guardias en la torre de vigilancia que daba hacia Shiraz, las bestias se reunían en torno a uno que supongo era el líder,por el porte y porque era el mas feo de todos, se estaban preparando para dar un gran ataque final pero no iba a ser contra Shiraz sino contra Kermán, quizás pensabanque estaba desarmada, ya que veían que muchos soldados se encontraban apostados en los muros de Shiraz para defenderla. Mande un mensaje a Gid:
- Sigue con cuidado el movimiento de la horda, una vez seguros que atacaran Kermán con todas sus fuerzas, ven con todos tus hombres pero deja un par de centinelascon arcos sobre la puerta que da hacia Kermán.
Todo era silencio, demasiado para mi, no se escuchaba nada y de pronto comenzaron los ruidos, tambores y gritos que helaban la sangre de cualquiera, la mía también.Llego Gid con sus hombres, nos reunimos cerca del Santuario, eramos 300 contra miles, pero teníamos una oportunidad, además de una gran ventaja, nosotros podíamos pensaren los movimientos a seguir en cada etapa de la batalla, ellos solo atacarían hasta caer muertos y volverían a atacar, para eso estaban preparados y para ello había previsto,que los centinelas de Shiraz se quedaran en la puerta que apuntaba a Kermán, nos darían una mano importante en caso de ser necesario su ayuda...Gid comenzaba a sentir los efectos de los gritos, los demás también, todos temblaban de miedo pero disfrazaban sus miedos con absurdas justificaciones, era hora de hablar conellos y decirles algo para levantar la moral de un grupo que estaba muy alicaido:
- Amigos! Pelear no estaba en nuestros planes pero debemos hacerlo, debemos defender lo que es nuestro y dejar en claro a estas bestias que nosotros somos hombres de ley yque respetamos a quienes nos respetan y exterminamos a quienes nos quieren exterminar - todos levantaron sus armas en señal de apoyo y salieron a los gritos contra la puertade Kermán que se abrió y les mostro la verdadera cara del enemigo, de esas bestias de las que yo les hable y sintieron mucho miedo, mas del que sentían cuando no conocían elrostro de las criaturas que nos atacaban.
Paralizados por el miedo y otros locos por demostrar que eran valientes fueron cayendo en el campo de batalla, en las mismas puertas de Kermán, mi reducido ejercito de 300 seconvirtió en 200 y luego en 100, nuestras bajas eran mas considerables que las del enemigo, ellos eran miles y perdían partes pero no parecían mermar demasiado en sus fuerzasde ataque. Retrocedimos y cerramos las puertas, ni siquiera los centinelas de Shiraz con los arcos de Khan nos pudieron ayudar como yo pensaba. Gid vino para hablar conmigo,igual que yo, sabia que un ataque mas que nos hicieran podrían atravesar la ultima defensa y entrar a Kermán. No podíamos permitirnos fracasar y menos dejar que la muerte entreen nuestro reino mientras yo sea el rey.Eran pocos los que quedaban, y estaban destruidos moral y fisicamente... sus almas estaban mas dañadas que sus corazones, debía hablar con ellos pero no como su líder sino como su rey:
- Un día sus padres lucharon a mi lado, sangraron por mi, pelearon por ustedes. Hoy les pido que peleen conmigo, que sangren conmigo, que ganen conmigo... Iré al frente, ganaremos!!!!
- No se vaya! Necesitamos su poder y guía, necesitamos tenerlo con nosotros... no se vaya... - suplicaba Gid con lagrimas en los ojos, y los demás estaban igual, no podían ni querían simularlo que les pasaba.
- Será difícil que se deshagan de mi - todos lo miraron sorprendidos pero con los ojos rojos - antes de salir a pelear, cuando estaba en el Santuario de Ranzir, decidi hacerle caso al pedido deGid y volver a usar la capa - todos se sorprendieron, ya que el único que sabia la verdad era Gid - las flechas son negras, poseen un veneno mortal que matarían a cualquiera pero no tendrían elmismo efecto si tocaran una seda que haya sido confeccionada por los Elfos de Kerath... a ellos les debo mi vida.
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