Quien pensaría que eras vos,
ese enemigo tan mortal.
Quien pensaría que detrás de ese rostro
se esconde una maldición letal.
Engañado como un aprendiz...
Yo, el que siempre fui maestro,
por tu culpa llego a mi fin,
no el mas adecuado pero si el mas siniestro.
El Mago cae derrotado ante mis ojos,
su báculo roto en mil pedazos...
Yo caigo de rodillas ante tus ojos,
mi corazón esta destrozado.
Hiciste bien tu trabajo,
ahora da la media vuelta y vete.
Desaparece y no regreses,
por favor, busca otra victima, hiérele.
Nota del Mago: La magia se termina por tu culpa, es el adiós.
1 comentario:
Dolor en tus líneas, es fuerte decir adios de esa forma, me pregunto: ¿cómo declamarias este poema? Un agrado pasar por tus líneas... Abrazos
Dulce
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