Regrese a mi solitario refugio, el silencio vuelve a ser mi aliado y amigo...Cierro los ojos para poder dormir o simular que lo hago para engañar a mi cabeza. Lo que queda de la noche pasa en paz, si esa palabra se puede usar en este tiempo, al menos no soñé con lo que mas temía, sangre, gritos, muerte y la culpa de ello. El sol se posa entre unos árboles que abrazan mi destartalado refugio, salgo a estirar las piernas y ver si puedo conseguir algo que comer, desde ayer al mediodía que no comí nada ni alguna galleta frugal siquiera. Mis pasos me llevan por una senda abandonada, no hay nada para comer en los árboles y menos en la tierra, siento los ruidos de mi interior, debo encontrar rápido algo porque sino la naturaleza me matara ante que las balas del enemigo... Y no voy a perder con ella o con ellos esta guerra.
"Me acuerdo claramente como si hubiera sido ayer, una carta llego a casa dirigida a mi y mamá la abrió, malas noticias según todos pero el orgullo en los ojos de papá, pasaron unas horas nada mas y llegaron a buscarme, deje atrás a mamá llorando, papá alentándome como si fuera un héroe y un hermano de seís que no sabia que pensar, la mochila no me pesaba para nada, llevaba ropa pero el peso mas importante en mis espaldas era el de la incertidumbre de saber que me deparaba el futuro, nada bueno creí... Miré al espejo retrovisor del auto que me llevaba y vi a un joven, a un niño de 16 yendo a pelear una guerra que no provoco..."
Finalmente encontré mi desayuno, unas raíces fibrosas y algo de agua bebible de un manantial, me lave la cara y me vi, ya no un niño sino un hombre de 16 años en una guerra por muchos...