No son de un color en especial,
me basta con que me hagan soñar.
Me gusta cuando brillan hasta por maldad,
odio que se llenen de lágrimas.
Mil dulce niña de ojos tiernos,
azules como el cielo de verano,
marrones como la tierra que surcamos,
verdes como las esmeraldas que buscamos,
grises como hilos de plata,
negros como la oscuridad que no me daña.
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