En unas cartas guardo tu letra,
aquella que solías presumir.
En mi camisa blanca
esta el perfume dove que usabas.
En mis ojos se pasea
el marrón de los tuyos sin época.
En el aire está tu respiración apagada
y en alguna cama, tu cuerpo sin alma.
Verte y que no me veas. No me importa que no me saludes, Duele que así seas. Que tengas otro es tu decisión, Al olvido invito yo. Duele que...
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