Te imagino parada
mirando la nada,
me acerco por tu espalda
y a tu cuello lleno de mariposas.
Un pequeño masaje a tus cuello
me asegura que te relajes
y besarte sin que me rechaces.
Tomo tu cintura despacio,
rozando la piel con mis labios
y te invito a voltear porque quiero tus besos.
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